La reina de las criptomonedas
EXPERIENCIA EMPRESARIAL | Ruja Ignatova:

La reina de las criptomonedas


Por María José Gaitán Langevin

En 2014 lanza One Coin bajo el esquema Ponzi, una forma de estafa piramidal que pagaba utilidades a los inversores anteriores con fondos de los más recientes.

Carismática, ambiciosa y determinada. A Ruja Ignatova no le gustaban las cosas sencillas. Las presentaciones que daba alrededor del mundo para hablar sobre One Coin -la criptomoneda que ella misma creó a fines de 2014- eran fastuosas e intentaban demostrar que su divisa virtual era grito y plata.

Vistiendo creaciones de diseñador, enormes joyas y maquillaje recargado, la “cryptoqueen”, como ella se autodenominaba, hacía su entrada triunfal sonriendo y con paso seguro entre columnas de humo, fuegos artificiales, llamas y un público que la ovacionaba. Su encanto en el escenario era innegable y lo que One Coin ofrecía, irresistible.

Ignatova aseguraba que One Coin iba a destronar a Bit Coin -la primera criptomoneda y la más utilizada en el mundo- afirmando también que en poco tiempo se podría pagar con ella en cualquier lugar del planeta y que One Coin cambiaría la manera de invertir y, lo más importante, que estaba al alcance de todos.

¿Pero quién en es la mujer detrás de esta revolución financiera? Ruja Ignatova nació en Ruse, Bulgaria y migró a los 10 años junto a su familia a Schramberg, Alemania. De niña se caracterizó por su inteligencia y capacidades de liderazgo. Dueña de un coeficiente intelectual muy superior a la media y capaz de hablar con fluidez 5 idiomas, estudió leyes en Oxford y luego obtuvo un doctorado en derecho privado en la Universidad de Konstanz. La Doctora Ignatova – como pedía ser presentada- comenzó su carrera profesional en la prestigiosa consultora McKinsey, donde por 5 años se desempeñó como directora asociada para Europa del Este. Luego, formó su propia consultora de gestión patrimonial, donde ofició de directora ejecutiva por otros 4 años.

EL PRINCIPIO DEL FIN

Hasta este punto, Ruja se perfilaba como una ejecutiva muy cotizada y su carrera iba en ascenso. Pero siempre quería más. En 2010 se asoció a su padre, el ingeniero Plamen Ignatov, y juntos adquirieron Waltenhofen Gusswerk, una empresa de fundición de metales en Baviera (Alemania) que pasaba graves apuros económicos. El precio de venta acordado fue 2 millones de euros y la promesa de los búlgaros, que devolverían el valor a la empresa y la fe a sus empleados.

Paralelamente fundó RilaCarp, una compañía de administración de fondos privados. Y a los pocos meses, sonó la primera alarma: RilaCarp le pagaba el sueldo a ella, a Plamen y a su madre, Veska Ignatova, con fondos de la fábrica sin que éstos tuvieran ninguna relación de tipo contractual. Un año más tarde, tras una serie de negligencias administrativas, declararon a Waltenhofen Gusswerk en quiebra. Ruja y su padre fueron investigados y condenados por desfalco a 14 meses de prisión, pena que no cumplieron al pagar la fianza.

Un año más tarde, incursionó en el nuevo y especulativo mundo de las criptomonedas. Creó Big Coin, una nueva divisa que atrajo a un gran número de inversionistas chinos. Meses después, fue acusada de estafa. Sin embargo, Ruja seguía libre.

Con más conocimiento y con la ambición de crear algo realmente grande, en 2014 lanza One Coin bajo el esquema Ponzi, una forma de estafa piramidal que resultaba muy atractiva, ya que pagaba utilidades a los inversionistas anteriores con fondos de los más recientes. Este tipo de esquema llevaba a las víctimas a creer que las ganancias provenían de actividades comerciales lícitas (en el caso de One Coin, venta de material educativo para el comercio), desconociendo que eran otros inversores los que financiaban estos dividendos.

Para conseguir capital y vender la idea de que One Coin funcionaba y funcionaba bien, Ruja cambió su apariencia, transformando su vida y entorno en algo mucho más sofisticado y elegante. Como era la cara visible del proyecto, su imagen tenía que estar a la altura de una exitosa mujer de negocios. Sus primeros pasos fueron en eventos masivos, donde hacía sus exposiciones en lujosos hoteles o centros de convención, con fastuosos cócteles y comidas. “En dos años más, nadie hablará del BitCoin”, afirmaba sin titubear.

En solo 18 meses había logrado que se invirtieran dos mil millones de euros en OneCoin, elevando el valor de una sola moneda de 0 a 5,95 euros. Cientos de personas ya se habían convertido en millonarios gracias a ella, lo que seguía atrayendo más y más inversionistas.

En menos de dos años, más de 3 millones de personas en más de 175 países invirtieron en One Coin. Mientras, Ruja Ignatova viajaba por el mundo vendiendo su visión. OneCoin seguía creciendo rápidamente y ella comenzaba a gastar su nueva fortuna. Compró propiedades multimillonarias, organizaba fiestas en su lujoso yate y contrataba a artistas famosos para cantar en eventos privados.

Pero pese a que todo aparentemente iba viento en popa, los problemas ya se asomaban. OneCoin continuaba retrasando lo que había prometido desde un inicio: la conversión de cada una de las criptomonedas a dinero en efectivo. Quienes participaban del negocio estaban cada vez más preocupados y ansiosos. De un momento a otro, nadie contestaba las llamadas en las oficinas de One Coin y Ruja estaba inubicable. Lo último que se supo de la “doctora Ignatova” fue que en octubre de 2017 habría tomado un vuelo desde Sofía a Atenas. Desde entonces, su paradero es un completo misterio.

Hoy, 5 años después de su desaparición, la reina de las criptomonedas cuenta con ocho cargos por fraude, una orden de arresto internacional y desde junio de este año está dentro de las 10 personas más buscadas por el FBI, compartiendo lugar en este ranking con sicarios y narcotraficantes. Además, ostenta el nada glamoroso título de ser la décimo primera mujer en entrar en esa lista en los 72 años de historia de la institución.

Viva o muerta, por información sobre su paradero ofrecen una recompensa de US$ 100.000. Se especula que, lo más probable es que hoy ya este convertida en una persona totalmente distinta. En un hombre. En otra mujer. También en que pudo haber caído en manos de la mafia búlgara. Sin embargo, lo único concreto es que con ella no hay certezas. Solo especulaciones.

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