El negocio del cannabis
En Chile y el mundo

El negocio del cannabis


Por Rodrigo Aguilera Gutiérrez

El negocio del cannabis se expande en el mundo y dependiendo de los intereses de los involucrados en la industria, las proyecciones económicas sitúan o proyectan el crecimiento del sector en más de US$ 50 mil millones para el año 2025. En Chile todavía la producción es a pequeña escala, pero aún así las cifras superan los US$ 24 millones anuales a través de los cultivos destinados, principalmente, al mercado medicinal y farmacéutico.

Pese a los auspiciosos números y los miles de millones de dólares que mueve el mercado a nivel internacional, la incertidumbre respecto del control y de las regulaciones han provocado que grandes empresas extranjeras hayan optado por abandonar proyectos y sociedades en países como Chile (una de ellas Canopy Growth, uno de los mayores productores mundiales). Incluso, a lo largo de la reciente e incipiente historia farmacéutica e industrial del cannabis en el país, los estándares regulatorios han impedido materializar proyectos de cosecha y exportación a países europeos como Suiza y Australia.

De acuerdo con distintos actores del mercado y visiones políticas, Chile por desarrollo, condiciones climáticas y geográficas tiene todo para transformarse en una gran potencia productora de cannabis y de cáñamo. Hasta mediados de la década de 1940, Chile fue el tercer productor y exportador de este cultivo a nivel mundial. En ese tiempo se llegaron a producir 20 mil toneladas anuales, en una época en que se le llamó el “oro verde”.

Hoy a nivel global el mercado sigue creciendo tanto en cultivos de cannabis para usos farmacéuticos, como industriales, incluso con investigaciones lideradas por empresas y universidades. Varios de estos proyectos están asociados a la creación de materiales de construcción y al mercado de alimentos, donde se están utilizando la semilla, la resina y los desechos de la planta.

REGULACIÓN DEL MERCADO

En Chile el protocolo para solicitar autorización para el cultivo del cannabis está contenido en el decreto 867 de la Ley N°20.000. Aquí se señalan cuáles son las sustancias sujetas al control de estupefacientes. En el mismo documento también se indican todos los requisitos para obtener el permiso. Un procedimiento al que solo pueden acceder personas jurídicas, porque se trata de cultivos para fines agrícolas e industriales. Además, el solicitante tiene que informar toda la trazabilidad. Por lo tanto, se debe indicar para qué se va a cultivar, a quiénes se les va a entregar y con qué fines se van a desarrollar los productos por parte de la persona o el laboratorio que va a procesar el fruto de la cosecha.

Pese a las críticas sobre los procedimientos y exigencias, el mercado en Chile está totalmente regulado y hay dos tipos de cultivo de marihuana. Una es de cannabis con concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidol (CBD) que son para fines medicinales. Pero, por otro lado, también está el cultivo de cáñamo industrial. Es decir, a nivel local la diferencia entre cáñamo industrial y cannabis está determinada por la presencia de THC. Para definir en qué categoría se clasificará cada tipo de cultivo se realiza un análisis, que puede ser a la flor del cannabis, y a partir de ese resultado si el contenido del THC -que es su principal componente psicoactivo- supera el 1% de concentración, entonces se considera cannabis sujeto a control de estupefacientes. Ahora, si se analiza la cosecha y esta arroja que tiene menos de 1% de concentración de THC, entonces ese cultivo queda totalmente fuera de ese control. Así lo considera Chile y también se pronunció y lo reconoció en esos términos el año 2021 la Organización de las Naciones Unidas. Por lo tanto, los productores y agricultores que están cultivando legalmente cannabis no psicoactiva, o sea, cannabis que tiene menos de 1% de THC, quedan fuera de la ley de control de estupefacientes y pueden cultivar sin pasar por el control del Instituto de Salud Pública, aunque están sujetos a las fiscalizaciones y controles del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

Lo que permite hoy el cultivo en Chile de cannabis vinculada a la industria farmacéutica y la agricultura es una modificación realizada en la ley el año 2015. El cultivo con fines medicinales y para investigación es producto de los cambios introducidos a través de los decretos supremos 404 y 405. Estos, además de autorizar productos en base al cannabis, también permitieron la importación de productos, la prescripción médica con recetas retenidas y se autorizó el expendio en farmacias de aquellos que estén certificados. Pero la fiscalización del SAG comienza antes, cuando el productor informa el número de hectáreas y la cantidad de plantas que cultivará. El proceso de fiscalización se repite varias veces durante el transcurso del tiempo de cultivo.

EMPRESAS, USOS COMERCIALES Y SALUD

Recién en marzo de 2021 se conformó en Chile la Asociación Chilena de Cáñamo Industrial, la que agrupa a cinco empresas. Uno de sus principales objetivos es desarrollar esta industria, junto con educar y explicar que no es lo mismo que producir marihuana. Varios de sus socios están ligados familiarmente a grupos empresariales del país y entraron al negocio por el valor de mercado y el crecimiento que está adquiriendo la industria a nivel global.

La diputada Ana María Gazmuri, que es la principal impulsora de la ley para despenalizar el cultivo de marihuana, indicó que a nivel de producción industrial ya existe un trabajo desarrollado, pero sostiene que el sector empresarial junto a pequeños productores debiese enfocarse también, además del uso medicinal o elaboración de productos industriales, en el posible crecimiento de la industria en los usos recreativos. De ahí, indicó, la importancia de la aprobación de la ley que por varios años se discute en el congreso. Incluso la parlamentaria proporcionó cifras de salud y empleabilidad en el sector agrícola para reafirmar su postura. De acuerdo con los antecedentes de la legisladora, los cuales ha conversado con autoridades de gobierno y del congreso, los chilenos invierten en distintos tipos de sustancias un millón de dólares diarios, de los cuales US$ 800 mil dólares están en el mercado del cannabis, o sea, -plantea- se le está inyectando esa misma cantidad de forma diaria al narcotráfico al no tener una mejor ley que regule el consumo y la producción de marihuana. Y respecto del impacto en el sector agrícola señaló que “este tipo de cultivo -para consumo recreacional- es uno de los que ocupa la mayor cantidad de mano de obra en la agricultura. Por cada hectárea cosechada, se requieren hasta 100 personas”.

“Lo que nosotros visualizamos para el futuro, es que el cáñamo puede ser un muy buen reemplazante de los pinos de la industria forestal, porque esta planta también es generadora de celulosa y no hay que esperar 30 años para ver los resultados porque su producción es anual”, Nicolás Dormal, representante de Dayacan.

Precisamente la empresa Dayacan, creada desde la Fundación Daya para el cultivo de marihuana de uso medicinal, en periodo de cosecha ha contratado hasta 80 personas por hectárea en su plantación en la Región del Maule. Nicolás Dormal, represente de la empresa que fue pionera en el cultivo de marihuana con usos farmacéuticos y medicinales, indicó que ese nivel de empleabilidad es necesario porque el proceso requiere de un trabajo delicado y mucha revisión diaria de los cultivos. “Bien regulado, el cultivo, no solo tiene impacto en la agricultura, la empleabilidad y en los ingresos por impuestos para el Estado, sino que es también el producto que más valor agregado tiene de las actividades agrícolas. Para fines industriales es distinto, porque se usa maquinaria, pero los cultivos en grandes extensiones también pueden contribuir a cambiar la matriz productiva en algunas regiones del país”, explica. “Lo que nosotros visualizamos para el futuro, es que el cáñamo puede ser un muy buen reemplazante de los pinos de la industria forestal, porque esta planta también es generadora de celulosa y no hay que esperar 30 años para ver los resultados porque su producción es anual. Y además es una planta que ya está comprobado científicamente que es restauradora y no degradadora de suelos”, finaliza.

EL PANORAMA EN AMÉRICA

A nivel mundial las mayores empresas de cultivo y comercialización de cannabis son norteamericanas, con oficinas en Estados Unidos y Canadá. En este último país las ventas legales de marihuana alcanzaron los US$4.200 millones anuales en 2021. Estos números están asociados a la expansión del mercado en todo el mundo, a lo que se suma que cada vez las restricciones son menos, que en más países legalizan el proceso de cultivo y consumo, y que existe una mayor aceptación social. En este aspecto el mercado en Latinoamérica está liderando la proyección de crecimiento de cannabis medicinal. Medios Internacionales como Euromonitor Internacional, que realiza mediciones y análisis del mercado del cannabis en todo el mundo, indica que Chile tiene una de las culturas de cannabis más desarrolladas del mundo.

Uno de los países con mayor producción a nivel mundial es Colombia y es uno de los que lidera los cultivos y el número de empresas en Latinoamérica. Nicolás Dormal sostiene que “el país cafetero es el por lejos el que más ha avanzado. Le sigue Uruguay. En Colombia hay cerca de 200 empresas, pero solo unas 10 están produciendo, porque las entidades regulatorias entregan autorizaciones por etapas antes de permitir la comercialización. En todo caso, poco a poco están aumentando su producción para exportar. En todos los países del continente se están realizando inversiones y en cada uno el desarrollo de la industria y la agricultura asociado a este cultivo crece a medida que el mercado se regula”. Eso está ocurriendo en Perú, donde el negocio del cannabis medicinal es incipiente. Recién en enero de este año se cosechó la primera siembra con ese propósito, en parte de un predio de una extensión de 60 hectáreas ubicada en el valle de Sayán, provincia de Huara, proceso que está regulado por la ley 30681. A medida que crece este tipo de cultivo en ese país, analistas del mercado calculan ganancias que podrían alcanzar hasta un millón de dólares por hectárea, con una inversión en insumos y cosecha de US$ 120.000 por hectárea. Quienes participan del negocio señalan que la proyección de crecimiento de este tipo de producción agrícola es auspiciosa y para el año 2025 se estima una superficie cultivable de 3 mil hectáreas de cannabis.

En Brasil, pese a que aún existe incertidumbre por las regulaciones, esto no ha impedido que más empresas se instalen a la espera de que el estado modifique las regulaciones y se produzca una mayor apertura, ligada principalmente al consumo recreacional. Para el representante de Dayacan, uno de los principales problemas para un mayor crecimiento de cultivos en Chile pasa porque el país todavía no tiene una ley integral respecto del cannabis.

Por sus condiciones climáticas y geográficas, expertos plantean que Chile tiene todo para transformarse en una gran potencia productora de cannabis y cáñamo.

PROYECTOS DE LEY Y DECISIÓN DEL GOBIERNO

El ministro de agricultura, Esteban Valenzuela, dijo que conoce la realidad de los cultivos en Colorado, Estados Unidos, pero por el momento su cartera de gobierno no se referirá a los posibles alcances económicos y de inversión en el sector agrícola vinculados al cannabis. La autoridad política señaló que el gobierno está deliberando sobre una eventual política pública de autoconsumo y que por lo tanto no podía adelantar juicios respecto de dicha industria. Y si bien no tiene previsto una agenda especial con los productores de cáñamo por el momento, dijo que deberá reunirse con ellos porque son parte de la familia agrícola.

Quien si adelantó algunas de las intenciones sobre la política de drogas y legalización de la marihuana fue el Ministro Secretario General de la Presidencia. En una entrevista en el mes de febrero al medio uruguayo “La Diaria”, Giorgio Jackson reconoció que hacer modificaciones políticas respecto de las drogas estaba en el programa de gobierno del presidente Gabriel Boric y que se buscará avanzar en la legalización de la marihuana en la forma en que mejor se ajuste a la idiosincrasia del país. No tiene claro aún cómo lo harán, por lo mismo sostuvo que este tema en particular no está planteado para la primera etapa del Gobierno, sino que está proyectada su discusión y propuestas para después de la votación del plebiscito a través del cual los chilenos resolverán una nueva constitución.

Fotografía principal: bakedthailand.com

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