Cítricos en Sudamérica: Sabor agridulce
REPORTAJE

Cítricos en Sudamérica: Sabor agridulce

En Chile, la ausencia de nuevas plantaciones revela que la industria enfrenta un escenario de mayor competencia y que la sequía está pasando la factura. En Argentina, las otrora boyantes hectáreas de limones retroceden en medio de un periodo crítico que ya se extiende por más de un lustro. Y en Perú, campos de mandarinas han dejado -o dejarán- de producir doblegados por un “Niño” que se niega a abandonar las zonas de cultivo. Más allá de las diferencias y matices entre países y productos, en líneas generales los exportadores de cítricos de Sudamérica se encuentran en un punto de inflexión, donde la variable climática es solo uno de los desafíos que deberán sortear para mantenerse en el ruedo.


Por Gabriel Gargurevich

Para muchas empresas la situación es complicada. Algunas no tienen economía de escala, otras no consiguen la calidad requerida, que cada año es más exigente, y se ven obligadas a vender o matar sus cultivos”. De esta manera, José Mulanovich, director gerente de Agrisil, una empresa que opera en el valle de Ica, al sur de Lima, describe la situación de los cítricos en Perú. José es una voz autorizada para hablar de este importante segmento de la industria frutícola. “Hace más de veinte años, en 2002, trabajé en mi primer proyecto de mandarina, recuerdo que fue con la variedad W. Murcott”, relata. Eran los comienzos del boom, tiempos donde los cítricos resultaban prometedores y altamente atractivos para el negocio agroexportador. Y es que el extraordinario crecimiento de la fruticultura peruana de los últimos años se debe, en parte, al impulso de la producción y exportación de productos como mandarinas, limones, tangelominneolas, naranjas y toronjas.

Hoy, sin embargo, el panorama es diferente. En muchos de los cultivos estrella se habla de mucha oferta y bajos precios, y según Mulanovich, los cítricos no son la excepción. “Cuando hablamos de cítricos en el Perú, nos estamos refiriendo a la oferta exportadora de mandarina de los valles de la costa central. Las mandarinas predominantes en el mercado son las mandarinas tardías, como la W. Murcott y Tango. Estas mandarinas se han plantado en gran cantidad en el hemisferio sur, en países como Perú, Chile y en Sudáfrica. Pero también en el hemisferio norte, en Estados Unidos (California), España y Marruecos. Con frecuencia se traslapan las temporadas de cosecha más tardías del norte con las más tempranas del sur. Esto ha hecho que la oferta de mandarinas tardías esté saturada casi toda la temporada, bajando los precios”, explica quien además gestiona proyectos de agroexportación en ConsultAgro.

Con matices y diferencias, en Chile y Argentina -los otros dos grandes productores del continente- la situación de los cítricos también es incierta. Juan Enrique Ortúzar, presidente del Comité de Cítricos de Chile, dice que el país ha pasado por varios ciclos de “auge, caída y regreso en gloria” de varios cultivos estrella, por lo que nadie se sorprende cuando baja el precio de una fruta. “Casi todo el mundo está de alguna manera vacunado”, dice. “La industria de los cítricos en Chile creció de manera sostenida, y fue abriéndose espacio en el mercado, manteniendo una posición muy privilegiada como proveedor de contraestación, especialmente en Estados Unidos. La caída en el ritmo de nuevas plantaciones da cuenta que la industria está enfrentando un escenario de mayor competencia en el mercado y que la persistencia de la sequía, en la principal zona productora de clementinas, está pasando la factura”.

En Argentina en tanto, el panorama varía dependiendo de la especie, siendo muy distinto en el limón, la naranja y la mandarina, según explica José Carbonell, presidente de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus). “La mandarina tiene precios normales, históricos; la naranja tiene precios superiores a lo normal, sobre todo la que tiene que ver con los derivados industriales, estos productos tienen precios históricamente muy importantes, muy atractivos; y en el caso del limón, como es de conocimiento público, hay una sobreoferta mundial del producto”.

Carbonell advierte que, en los últimos veinticinco años, se ha duplicado la producción y la oferta mundial del limón, que además al ser un condimento tendría una demanda inelástica. “Sabemos que el hemisferio norte, salvo Estados Unidos, ha tenido una producción importante en la última campaña. Y estamos escuchando permanentemente las quejas de los productores españoles, que incluso dicen que van a quedar varios cientos de miles de toneladas sin destino, sin cosecha. Eso obviamente impacta en el universo total de la fruta, tanto en los precios y demanda de fruta fresca, como en derivados industriales.

En el caso concreto de Argentina, estamos en un periodo crítico que ya lleva más de cinco años, y que ha llevado a un importante proceso de reducción de la superficie plantada con limones, que esperemos nos dé, en un plazo razonable, el equilibrio que esta actividad necesita”.

“La competitividad sí depende de nosotros. Si sabemos producir bien, con alta calidad, tendremos mejores ingresos.” Juan Antonio Delpero, gerente de producción San José Farms, Chile.

NO TODO ESTÁ PERDIDO

En Perú, la producción se ha visto fuertemente impactada por El Niño. Las altas temperaturas del invierno afectaron la maduración de la fruta y hubo una mayor caída, lo que disminuyó de manera importante los volúmenes. En mandarina se adelantó la campaña, con un menor volumen en variedades tempranas. A la semana 14 (5-abril) esta especie mostró una caída del 27% respecto a la misma fecha de 2023.

Lejos del pesimismo, el presidente de la Asociación de Productores de Cítricos del Perú (ProCitrus), César Peschiera, pronostica que en 2024 el país recuperará sus niveles productivos. Además, destaca a una especie que aparece muy bien aspectada de cara al futuro. “El drama de la mandarina es compensado por la buena performance de las limas ácidas, que nosotros los peruanos llamamos limones, porque el limón verdadero también se produce y se exporta desde el Perú”.

Así, según datos de ProCitrus, a la semana 14 de 2024, se obtuvieron 16.056 toneladas de lima Tahití, mostrando un incremento del 8% respecto a 2023, temporada que a su vez había registrado un 34% de incremento en relación a 2022. “Es un producto que ha crecido consistentemente en los últimos años, y su gran ventana de exportación es entre enero y mayo. En general, los cítricos peruanos, a la semana 14, muestran un incremento en su volumen de exportación del 5%. Los principales mercados para nuestra fruta en este período temprano de la campaña (la cual va de marzo a septiembre) son Estados Unidos, América Central, Europa, y Chile en nuestra región, demandando lima Tahití y lima Sutil”, detalla Peschiera.

Juan Antonio Delpero, fue gerente agrícola de Corporación Frutícola de Chincha SAC, en Perú, y actualmente, desde la gerencia de producción de San José Farms SPA, en Chile, proyecta un escenario complejo para esta temporada 2024. “La campaña que se estima en Chile apuntará a una baja significativa en producción y calibres de clementinas, producto de la sequía en la zona norte; el Comité de Cítricos de Chile proyecta una caída del 35% según estimaciones de abril de 2024. Respecto a la mandarina, se proyecta un 9% por debajo, en comparación a la campaña anterior, y calibres más normales (en comparación a la clementina), sobre todo en las regiones Metropolitana y O’Higgins. Respecto a la campaña de la naranja, se estima será muy similar a la de 2023; y en relación a los limones, se proyecta un incremento de alrededor del 33%, en comparación a la campaña anterior, pero con una Argentina que tendrá un año muy bueno de limones, lo cual moverá la aguja en el mercado”.

Hay que ir a los mercados con buena calidad, con muy buena sanidad y con precios que nos permitan ser competitivos y rentables” José Carbonell, presidente Federcitrus, Argentina.

El alza de los costos y la variabilidad en el precio de venta son factores comunes en los países productores, dice Delpero. “Pero la competitividad sí depende de nosotros. Si sabemos producir bien, con alta calidad, tendremos mejores ingresos. Y, por otro lado, si mantenemos un control de costos y eficiencia operativa, tendremos un negocio rentable. En la citricultura quien no es competitivo, tendrá una empresa con vida corta. Por eso la calidad de los gerentes y líderes es crucial, porque una cosa es una chacra y otra una empresa”.

EL DESAFÍO DE LA CITRICULTURA

Para José Carbonell, presidente de Federcitrus, recuperar la competitividad exige, primero, comprender que hoy existen muchos oferentes en la mayoría de los productos que una sociedad consume. “Estamos hablando de un mundo que está generalmente abastecido. Por lo tanto, hay que ir a los mercados con buena calidad, con muy buena sanidad y con precios que nos permitan ser competitivos y rentables. Ese es el desafío de la citricultura, y de la fruticultura en general”.

Carbonell agrega que la situación de los cítricos en Argentina, de cara al 2024, podría ser prometedora en algunos cultivos. “Creo que vamos a tener un año bueno, razonablemente bueno para los cítricos dulces, con una demanda muy sostenida y precios atractivos en materia de derivados industriales de la naranja, y también con una demanda razonable de fruta fresca, de naranja y mandarina; habrá una demanda deprimida para el limón, con precios -sobre todo precios industriales- que claramente no son rentables para el sector”.

Respecto a la importancia de las condiciones climáticas para el buen desarrollo de los cultivos, Roberto Varela, gerente de la Cámara de Exportadores de Citrus del Noreste Argentino (Cecnea), hace un paralelo con Perú y los negativos efectos que El Niño tuvo en sus rendimientos productivos. “Las condiciones de estabilidad climática en Perú, permiten al cultivo desarrollarse de excelente forma, pero sufre mucho cuando el clima varía de manera tan significativa. Para el citrus en Argentina, la variación climática es la condición normal y su incidencia sobre el cultivo se nota año a año. En el período 2021-2023 nos afectó La Niña con una sequía profunda y progresiva. Recién de septiembre a octubre de 2023 las lluvias comenzaron a traer alivio. Los efectos finales de esta situación climática los terminaremos de ver este año. Las lluvias del final del verano fueron excesivas y eso se ha puesto en evidencia en algunas frutas rajadas en el árbol; los efectos del exceso o de falta de agua se ven rápidamente, pero los efectos residuales se manifestarán a lo largo de la presente temporada”, señala Varela.

En Argentina, el incremento de costos internos en pesos y el valor del dólar fijo durante los últimos años, resultaron muy perjudiciales para todos los rubros exportadores, y aún más para las frutas. No obstante, las proyecciones, aunque cautas, albergan optimismo. “La temporada 2024 se espera en Argentina con buenos pronósticos cuantitativos, siempre y cuando las condiciones climáticas nos acompañen, y las económicas sigan una senda razonable. Las expectativas son buenas y necesarias”, dice Varela.

Juan Enrique Ortúzar, presidente del Comité de Cítricos de Chile también se refiere al tipo de cambio, y apunta que, en su país, viene generando una presión considerable sobre la competitividad del negocio de exportación. “De vez en cuando se percibe un alivio cuando el dólar recupera su valor, pero hay otros elementos que también complican. El aumento del costo de los insumos y la energía, y la escasez de trabajadores agrícolas de temporada, son tendencias imposibles de compensar sin aumentos de productividad. Es muy difícil anticipar cómo se va a comportar la nueva temporada, pero de acuerdo con la primera estimación del Comité, Chile debería experimentar una leve disminución del volumen total exportado, aunque en clementinas se espera una caída superior al 30%. En cuanto a la demanda, vemos buen apetito en distintos mercados, pero todavía es muy temprano para cantar victoria”.

LA NUEVA NORMALIDAD

En los últimos meses, en Perú se ha especulado mucho sobre la real dimensión de la crisis que atraviesa el sector citrícola. ¿Cuántas hectáreas han dejado -o dejarán- de producir? ¿Hay realmente empresas citrícolas al borde la quiebra? César Peschiera, presidente del gremio, responde: “Ante las evidencias de que muchas variedades libres habían perdido rentabilidad y estaban en negativo, aquellos que tenían pensado eliminar algunos lotes antiguos apresuraron su decisión de dejar de producir. Por ello, hicimos un censo con nuestros asociados, el cual arrojó que alrededor del 6% del área sembrada había disminuido. Estimamos que, posteriormente a la fecha que hicimos la encuesta, ha habido una mayor disminución, que creemos ya se ha detenido. Las cifras de las exportaciones nos dicen que el volumen se vio afectado el año pasado por temas climáticos, pero también hay temas estructurales que subyacen ahí; hay empresas que están muy apretadas y creemos que, en la medida de que los mercados reaccionen positivamente, nuestro volumen se mantendrá con consistencia”.

“Podríamos hablar de una estabilidad en el sector, pero de una estabilidad con márgenes menores en el ebitda, lo que parece será la nueva normalidad.” José Mulanovich, director gerente Agrisil, Perú.

En cuanto a los desafíos, José Mulanovich, director gerente de Agrisil, apunta a las nuevas tendencias de consumo y las exigencias que conllevan para las empresas. “En cítricos no ha habido una innovación tan grande en genética de variedades; se pide la misma mandarina, de la mejor calidad posible, color intenso, fácil pelado, sin semillas y con la madurez interna adecuada. Si logras tener mandarina premium, puedes acceder a mejores programas en los supermercados, que tienen precios más estables”.

¿Es momento de hablar de una recuperación de los cítricos en el Perú? Mulanovich concluye: “Hemos superado la pandemia, la congestión y alza de precios en fletes navieros y fertilizantes, hemos tenido un Niño, que todavía no se va, y ahora nos enfrentamos a un menor consumo de los principales mercados del hemisferio norte, por temas económicos de cada país. Podríamos hablar más bien de una estabilidad en el sector, pero de una estabilidad con márgenes menores en el ebitda, lo que parece será la nueva normalidad.”